5 DIFERENTES MODELOS DE SATISFACER LAS NECESIDADES QUE SE PRESENTAN EN UN LIDER ORGANIZACIONAL
Como veníamos hablando en nuestros artículos “CULTURA ORGANIZACIONAL 4D. ¿QUÉ ES? Y SU IMPORTANCIA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN y CARACTERÍSTICAS QUE DEBE TENER UN EJECUTIVO EN UNA ORGANIZACIÓN 4D”, el fortalecimiento de ejecutivos, es muy importante para tener empresas sólidas, con equipos de trabajo maduros y efectivos. La productividad, sentido de pertenencia, y capacidad de adaptación a los cambios, dependen de la forma como un directivo satisface sus necesidades. De ahí la importancia de identificar y entender las cinco diferentes formas de hacerlo:
Omnipotente:
Es la persona que satisface sus necesidades con la fuerza. Es la creencia tacita o explicita de pensar que lo puede todo, que está dotado de gran poder e influencia. No necesita a nadie, es poderoso en todos los sentidos, tiene un poder inagotable e ilimitado. Su carácter egocéntrico y narcisista es tan fuerte, que le imposibilita escuchas ideas diferentes, y generar dinámica de trabajo por consenso, situación que genera niveles altos de ansiedad en sus subalternos, y enfrentamientos constantes con sus pares, debido a su poca flexibilidad e interés en los demás. La orden, amenaza o manipulación son conductas muy frecuentes, generadoras de un alto nivel de rotación o de cuadros de acoso laboral, en las personas que trabajan con este jefe.
Acostumbrados a controlar y a ser punto de referencia para los demás, las personas omnipotentes, tienden a generar polarización, en donde quienes los siguen son sus amigos y quienes no, sus enemigos. Gustan de acciones en donde el juicio esta presente, y en donde la obediencia demuestra los seguidores con los cuales cuenta. Las personas que se oponen a sus decisiones, las descalifican de manera implacable, convirtiéndolo(a) en un jefe toxico, que valida la destrucción como mecanismo de supervivencia.
Prepotente:
Satisface sus necesidades sintiéndose más que los demás, percepción que le autoriza a ver a los otros como menos, y a sentirse más importante o poderosa que las otras personas. Su prepotencia es propia de personalidades narcisistas competitivas y comparativas, que encubren una baja estima, y que requieren de factores externos que el entorno social valora, para sentirse seguras e importantes. Ven sus logros personales como retos inalcanzables para otras personas de escalones sociales diferentes. Estos rasgos, los hace individuos que tienen a hacer manejos excluyentes, así como comentarios descalificadores constantes para imponer sus ideas, y así tener control de la situación. No cuentan con elementos conceptuales profundos, lo que los lleva a evitar espacios laborales, en donde se valora la creatividad, el análisis profundo o la capacidad de integrar información.
Acostumbrados a competir en materia laboral y/o académica, muchas personas prepotentes han invertido mucho tiempo y esfuerzo en llegar a altos cargos que, según su propio punto de vista, les permite emitir juicios de valor según los estándares que dicta la sociedad. Este tipo de personas presentan una toxicidad defensiva, que se apacigua cuando son reconocidas y valoradas por el grupo. Tienen un alto interés en establecer relaciones con cargos y/o personas de alto estatus en la compañía.
Impotente:
Satisface las necesidades buscando figuras de autoridad, que se conviertan en su punto de apoyo, y en ejemplo a emular. Su dependencia hace, que este constantemente buscando aprobación y consejo de aquellas personas valoradas por su rango, recorrido o conocimiento, dificultándosele la toma de decisiones y la resolución de conflictos con sus pares. Este impedimento, lo imposibilita en la negociación y definición de límites con el afuera, convirtiéndose en víctima de los demás o de las circunstancias.
Acostumbrados a tener siempre un mentor protector, entran a generar acciones de obediencia e idealización, que les reduce su rango de acción, llevándolos a ser, presas de jefes omnipotentes o prepotentes, con los cuales se establece una dinámica sadomasoquista encubierta, que afecta el clima con sus pares, debido a que se convierten en una escusa de los jefes, para justificar cargas de trabajo excesivas.
Singulares:
Satisface las necesidades acudiendo a su experiencia y conocimiento, lo que les permite resolver de manera efectiva y pragmática problemáticas puntuales. Su interés en la resolución se focaliza, en atender las dificultades para que estas no se vuelvan a presentar, habilidad que genera en los demás, tranquilidad y credibilidad. Asumen las responsabilidades y el trabajo en equipo respetando a los demás, generando ambientes amables, para alcanzar los resultados deseados, con el menor costo posible a nivel de enfrentamientos y reprocesos.
Acostumbrados a resolver las necesidades de manera ágil y correcta, establecen dinámicas de trabajo colaborativas, dejando a un lado rasgos de competitividad que generen tensión en los equipos. Centran la actividad laboral en la construcción de procedimientos que favorezcan las metas establecidas por la compañía y generen espacios productivos.
Sinérgicos:
Satisface las necesidades con apoyo mutuo y creatividad, focalizándose en generar soluciones a largo plazo, de alto impacto y autónomas, lo que les permite producir ambientes de trabajo amables y con sentido de pertenencia. Esta forma de satisfacer necesidades, lleva a soluciones que impacten simultáneamente a diversos procesos de la organización, generando sinergias no solo en el ámbito laboral sino también en el personal. Se podría decir que, en la consecución de metas, se producen dinámicas de pertenencia, solidaridad y cohesión, que fortalecen el trabajo en equipo.
Acostumbrados a resolver las necesidades desde una perspectiva trascendental, establecen dinámicas colaborativas, que generen soluciones con una visión de futuro, en donde el lograr las metas es parte del trabajo, así como también la conformación de equipos altamente adaptativos al cambio, recursivos, con alto nivel de resiliencia y baja procrastinación.
La identificación de estos cinco modalidades para satisfacer las necesidades, permite a RRHH y a las directivas de las organizaciones, saber si los ejecutivos con los cuales cuentan, permiten una transformación de la compañía, así como una adaptación rápida a las exigencias del mercado y a las nuevas comunidades que están haciendo parte de la empresa, en especial la llamada “Millennials”.